Yerba Mala |
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1.- LA OFENSIVA. Inseguros, nerviosos, los integrantes del cabildo de la ciudad de Guanajuato se encuentran reaccionando de muchas maneras, menos con serenidad. En el colmo de la prepotencia y la estulticia política, se empiezan a escuchar amenazas nada veladas en contra de quienes han cuestionado la autorización para conceder el manejo de 14 hectáreas de la reserva ecológica de El Orito a un particular. A todo esto, el menos activo parece ser el alcalde interino, Juan Antonio Valdés Fonseca, quien ya dio por clausurada la discusión y se retiró a un tan incómodo como ominoso silencio. A la ofensiva salen ahora otros personajes: el recién llegado síndico Carlos Torres, de regreso de un viaje de estudios; el regidor Adrián Camacho y el director jurídico Luis Pérez Velázquez. Estos tres personajes no se moverían sin una voz autorizada que puede ya adivinarse en la penumbra: la del alcalde Arnulfo Vázquez Nieto, quien si bien pidió licencia para dar el salto a un nuevo trabajo por tres años, no parece haberse desentendido de lo que pasa en el Palacio Municipal de Guanajuato. Ahora se entiende tan bien la selección del tesorero Valdés Fonseca como edil interino. Se trata de un personaje que ofrece todas las posibilidades para la manipulación y para ser controlado por los verdaderos operadores de Vázquez Nieto en el Ayuntamiento. En esa lógica, la entrega de las 14 hectáreas de la reserva de El Orito a Juan Andrés Rangel de Alba vendrían a ser la culminación de una alianza político-empresarial que trajo varios frutos a la administración. No en balde el administrador y apoderado de la empresa Jarab, solicitante del manejo de los terrenos en cuestión, Luis Gutiérrez Márquez, fue durante poco más de un año el director de Obras Públicas del municipio. Los operadores de Vázquez Nieto han señalado que la donación realizada por el Ayuntamiento presidido por Rafael Villagómez Mapes el último día de su gestión, de poco más de una hectárea del mismo Orito, estuvo hecha con deficiencias. Al parecer se dieron cuenta de ello hasta hace apenas unos días, cuando tuvieron dos años y varios meses para el análisis. Así que, raudos y expeditos, decidieron corregir el asunto armando un entramado jurídico de mejor calado y aumentando el área a ceder en manejo ¡nada más catorce veces! Sin embargo, con todo y la velocidad por poco y les pasa lo mismo que a Villagómez, pues la decisión la tomaron a menos de dos meses de que concluyan su responsabilidad. No se midieron, sin embargo, al establecer el término de quince años, con opción a treinta años, para otorgar una posibilidad de gestión que aún se encuentra sin reglamentar. Si se tratara de una decisión responsable, que no comparece por parte alguna, hubiera sido necesario un trabajo de consulta y de consenso para establecer las reglas del convenio mediante el cual instrumentarán la concesión. El tiempo que le queda a la administración, y los múltiples pendientes que sin duda lo abruman, no permiten pensar que ese trabajo pueda hacerse. Así, aun cuando son muchas las voces que coinciden en que la decisión tomada en la pasada sesión de Ayuntamiento podría legitimarse y acotarse mediante un convenio que incluyera el parecer de todos los interesados, fuera elaborado de manera transparente y contuviera cláusulas que garanticen su cumplimiento, hay actitudes que hacen dudar de esa posibilidad. Una de ellas es el desconocimiento y la agresividad con la que han sido tratados los integrantes de la asociación de amigos de El Orito, la cual todavía no es recibida por el omiso alcalde y a cuyos integrantes no sólo se les ha aplicado un gran desdén, sino que incluso están siendo objeto de amenazas, las cuales al provenir de autoridades alcanzan una gravedad insospechada y hablan no sólo de carencia de oficio político, sino de inseguridad y falta de confianza en sus propias posiciones. Por otra parte, resulta bastante sospechoso el acuerdo profundo que parece existir entre el Cabildo de mayoría priista y los panistas no sólo de la actual administración, sino incluso de la próxima. Así se evidenció cuando el regidor electo Guillermo Smith Guerrero, que a sus roles como empresario y político aúna también el de comunicador, se lanzó a una furibunda y encarnizada defensa de la concesión realizada a Jarab, la cual enlazó con un ataque lleno de comentarios maliciosos en contra del diputado Francisco Arroyo Vieyra, quien cuestionó la opacidad de la decisión del Ayuntamiento. Arroyo se apersonó en el programa de radio de Smith para contestar a sus insinuaciones, las cuales no pudieron ser sostenidas por quien sin duda será una de las voces cantantes de la administración que inicia en octubre próximo. Resultó, sin embargo, más que aleccionador escuchar a Smith defendiendo
a capa y espada a Juan Antonio Valdés y al Cabildo priista. No en balde la
rumorología citadina ha adivinado un acuerdo profundo entre las cúpulas
políticas del PRI y del PAN en la ciudad que habría culminado en la
entrega del municipio a su primer gobierno blanquiazul. El río sigue
sonando. 2.- NI PÍO. Acaso convencido del peso de sus aportaciones, el obispo de León, don José Guadalupe Martín Rábago, nos anuncia que "por el momento" ya no ofrecerá declaraciones sobre temas políticos a los medios de comunicación y que cualquier comentario, si es que tiene alguno, lo dará a conocer a través de comunicados de prensa. Es decir, ha bajado la cortina, o medio la ha bajado. Pasados los comicios electorales del 2 de julio, en cuyos meses previos el obispado de León se dedicó a impartir talleres, cursos y cursillos sobre la importancia del voto razonado de los ciudadanos, Martín Rábago asegura respecto al uso del estandarte de la virgen de Guadalupe por algunos simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador que no puede "decir nada". Y se queja con los comunicadores porque "son ustedes mismos los que nos critican por hablar de política, y son ustedes los que nos empujan a hablar de política. Es una contradicción; esa es una realidad". Así es que, nos informa, su agenda se traslada desde ahora al periódico diocesano, el Semanario Gaudium, donde "está dicho mi pensamiento, sin manipulaciones, sin recortes. Esa es la forma como quiero expresarme". Habremos de creerle. En esa publicación, ayer apareció una nota titulada Guanajuato en transición, en el que se informa con pormenores sobre el trabajo que realiza el equipo de transición del gobernador electo Juan Manuel Oliva. Ahí nos enteramos de que el próximo mandatario destina el 50 por ciento
de su tiempo a "funciones de gobierno", otro 25 a la promoción nacional e
internacional de Guanajuato y lo demás a "tareas personales". Ya se sabe a
dónde acudir si se requiere información de la futura administración, pues
retirado de la política, el obispado de León ha pasado a convertirse en
vocero. 3.- PARA LA OTRA. A propósito de noticias, de lo que suceda con el estacionamiento del fraccionamiento de Villas de Irapuato que ha pretendido poner en venta la alcaldía de ese municipio para completar su presupuesto, nos enteraremos hasta dentro de algunos meses. Así lo ha dicho el presidente del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, J. Guadalupe Vázquez Mata, al dar a conocer que el magistrado de la tercera sala tardará en resolver el juicio que interpusieron los vecinos para evitar la venta del estacionamiento entre "tres y seis meses, si se resuelve muy rápido". De tal cuenta que, en principio, el alcalde Luis Vargas Gutiérrez muy probablemente no tendrá los ocho millones de pesos que pensaba obtener por la enajenación del predio. Sin embargo, prevalece la decisión del Ayuntamiento de desprenderse del estacionamiento. En cualquier caso, el asunto quedará en manos de la administración
municipal que encabece Mario Turrent. Y no se trata de una muy mala
noticia, si se tiene en cuenta que el próximo alcalde tendrá más tiempo
para analizar el asunto y un margen de maniobra más amplio para sustentar
sus decisiones.
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