Alfonso Ochoa, Correo, GUANAJUATO, 6 dic. 2004
El área natural protegida de El Orito sólo tiene el nombre,
pues los efectos del abandono son evidentes, además de que el terreno
en el que se podría libremente pasear y disfrutar de la naturaleza
cada vez es menor, pues por todos lados hay cercas de alambres de púas
y hasta un fraccionamiento se construye en la loma de uno de los cerros,
de los que se supone es la parte de la reserva ecológica.
Así, uno de los pulmones de la ciudad se está destruyendo
aceleradamente, un lugar que se supone hace muchos años estuvo
poblado de árboles de encino, y que a principios de la década
de los setenta del siglo pasado fue reforestada con eucaliptos, por estudiantes
de la Universidad de Guanajuato.
El Orito debe su nombre a una presita que recogía el agua que bajaba
por el arroyo que llegaba a lo que era la Hacienda de San Matías,
por el rumbo de San Javier, aunque ahora la presa ya está aterrada.
En la parte de arriba de la cañada, partiendo de un lado de donde
está el edificio de la Facultad de Minas de la Universidad de Guanajuato,
existe un camino muy antiguo que lleva a la mina de Nueva Luz y a la de
la Valenciana; por años ese lugar se convirtió en un paseo
natural para los guanajuatenses, tanto, que en la administración
municipal de Luis Felipe Luna Obregón ese lugar fue declarado como
área natural protegida o de reserva ecológica. Pero como
es sabido, no sólo con buenas intenciones se puede efectivamente
proteger algo, y menos un lugar tan bello como es El Orito, pues al estar
cerca de la ciudad es claro que es una zona que se puede urbanizar.
Un nuevo fraccionamiento
Una loma que esta atrás del barrio de San Javier ya se urbanizó,
se introdujeron los servicios de agua potable, drenaje y luz, además
de que se construyó una calzada de piedra y el camino para llegar
hasta lo que será el nuevo fraccionamiento está asfaltado,
además de que a la entrada existe una caseta de vigilancia. Pos
no sé de quién es este terreno, a mí nomás
me pagan por cuidarlo; está todo cercado y ha de haber terreno
para unos 50 lotes, porque por lo que se ve van a ser lotes grandes,
dijo la persona que cuida lo que será el nuevo fraccionamiento
y que dijo llamarse Ciro Muñoz Basaldua.
Por lo que he oído, este terreno es de los Rangel de Alba;
me dice que le compraron a la cooperativa, pues además también
le compraron las ruinas de la mina de Guadalupe, conocida también
como Los Elefantes, platicó el velador. Este es un
lugar muy bonito, al rato de seguro que hay quien compra ya el otro día
vino una pareja de gringos y creo que quedaron apalabrados en comprar
dos lotes, y eso que tengo entendido que cada uno cuesta un millón
500 mil pesos, comentó.
Nueva luz
En el lugar conocido como Nueva Luz, debajo de los eucaliptos, dos familias
comían y platicaban apaciblemente, mientras unos muchachos, algunos
ya bastante creciditos, se echaban un partido de futbolito. Al acercarnos
descubrimnos que se tratraba de Luis Fernando Mares y familiares. Los
comensales fueron muy amables, hasta ofrecieron quesadillas, que doraban
en lo que quedaba de lo que fue un anafre. Se supone que aquí
había mesas y sillas y anafres para azar la carne, pero ya todo
lo han arrancado y destrozado, comentaron. Javier Jasso dijo que
es una vergüenza que destruyan lugares que eran un paseo de los guanajuatenses.
Dicen que ésta es una reserva ecológica, pero está
muy descuidado y además ahora hay cercas de alambres de púas
por todos lados. El Orito no tiene nada de reserva ecológica,
y si se sigue sin atender el lugar sólo servirá para las
casas de la gente que pueda pagar un predio de millón y medio de
pesos.
En el gobierno de Luis Felipe Luna Obregón se invirtió un
millón de pesos para mejorar un camino de terracería por
el que se podía llegar hasta el camino que lleva a Cristo Rey.
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